Es una obra de mármol. En ella quiere mostrarnos el espíritu combativo del barroco. Elige el momento en que David va a atacar al gigante Golliat, estando todo su cuerpo contraído, con unos músculos en completa tensión, con lo que demuestra el perfecto conocimiento que posee de la anatomía humana. El cuerpo se llena de energía y movimiento, pero es sobre todo en su rostro donde mejor se aprecia la energía del momento, con mirada violenta, mordiéndose el labio superior, los ojos fruncidos, la barbilla en tensión y el resto de sus músculos que también poseen mucha tensión. Su David es de dimensiones humanas, empequeñecido en su condición de mortal en la que radica su hermosura.
(No encontré mucho más de esta obra, pero me llamó la atención ya que es parecida al David de Miguel ángel, en otra época y para mi opinión menos elaborado).
jueves, 3 de junio de 2010
La fuente de los cuatro ríos
Una escultura en la que se puede localizar perfectamente muchos elementos barrocos.
Creada por Bernini que la empezó en el año 1657 y la acabó en el año 1566. Se encuentra en la plaza de Navona, en Roma.
El nombre de esta obra viene de la representación de cuatro ríos: el Nilo, Ganges, Río de la Plata y Danubio.
Esta escultura presenta movimiento a través de los cuerpos que se encuentran retocidos.
Se expresa una naturaleza majestuosa, en las rocas se esculpen más rocas de las que salen árboles y animales.
Bernini puso a las figuras que forman la fuente de tal forma que da la impresión de que se dan la vuelta para no ver la iglesia de Santa Inés, creada por su rival, Borromini. También se puede apreciar que uno de los gigantes tiene cara de espanto, tapándose la cara con su brazo, dando la impresión de que no quiere verla tampoco.
La Dama con abanico
Este cuadro, pintado por Velázquez en el año 1639, es uno de los más atrevidos de este pintor por la sensualidad que refleja en la joven. Pertenece a la época renacentista.
Existen varias posibilidades de quién era la chica retratada. Esta dama lleba un escote, a pesar de su prohibición y el rosaria que tiene colgado de la mano izquierda le da cierto toque de castidad a la dama, cosa que hizo el maestro apropósito para darle aún mas sensualidad al cuadro.
El fondo en el que se encuentra la joven, es neutro, ampliando la gama de colores oscuros que emplea, pero el blanco de los guantes, el azul del lazo y la puntilla del escote dan claridad a la escena.
miércoles, 2 de junio de 2010
La conversión de San Pablo
Este cuadro se pintó en 1600 por Caravaggio.
Se supone que un mediodía, de camino a otra ciudad, fue derribado por el caballo a través de una poderosa luz, al tiempo que la voz de Dios le preguntaba ¿por qué me persigues?".Él quedó ciego varios días y milagrosamente recuperó la vista. De esta forma le convirtió y adoptó el nombre de Pablo. En cambio, esta misma historia, Caravaggio nos la cuenta de una manera diferente. En primer lugar, la escena parece tener lugar en un establo, dadas las asfixiantes dimensiones del marco. El caballo es un percherón robusto y zafio, inadecuado para el joven. El ambiente es nocturno y no el del mediodía descrito en los escritos de San Pablo.
La luz irreal y masiva que ilumina de lleno a Pablo, pero no al criado.
La mole inmensa del caballo parece venirse encima del caído, que permanecía con los brazos abiertos.
Los ojos del muchacho están cerrados, pero su rostro no expresa temor sino que parece estar absorto en el éxtasis.
Siguiendo estas claves, Caravaggio nos desvela magistralmente la presencia de la divinidad en una escena que podría ser completamente cotidiana.
Se supone que un mediodía, de camino a otra ciudad, fue derribado por el caballo a través de una poderosa luz, al tiempo que la voz de Dios le preguntaba ¿por qué me persigues?".Él quedó ciego varios días y milagrosamente recuperó la vista. De esta forma le convirtió y adoptó el nombre de Pablo. En cambio, esta misma historia, Caravaggio nos la cuenta de una manera diferente. En primer lugar, la escena parece tener lugar en un establo, dadas las asfixiantes dimensiones del marco. El caballo es un percherón robusto y zafio, inadecuado para el joven. El ambiente es nocturno y no el del mediodía descrito en los escritos de San Pablo.
La luz irreal y masiva que ilumina de lleno a Pablo, pero no al criado.
La mole inmensa del caballo parece venirse encima del caído, que permanecía con los brazos abiertos.
Los ojos del muchacho están cerrados, pero su rostro no expresa temor sino que parece estar absorto en el éxtasis.
Siguiendo estas claves, Caravaggio nos desvela magistralmente la presencia de la divinidad en una escena que podría ser completamente cotidiana.
Fragua de Vulcano
Pintado por Velázquez hacia 1630 en su primer viaje a Italia, fue posteriormente comprado por Felipe IV en 1634. El tema elegido está inspirado en las Metamorfosis de Ovidio: Apolo se acerca a la fragua de Vulcano para contarle la infidelidad de su esposa, Venus, con Marte. Al escuchar la noticia toda la fragua se queda petrificada. Velázquez ha introducido elementos del arte italiano, como se observa en las anatomías de los ayudantes de Vulcano, situados en diferentes posturas para demostrar el dominio de las figuras. También muestra interés por conseguir un efecto espacial, recurriendo a disponer figuras en diferentes planos, ocupando todo el espacio, relacionándose a través de líneas en zig-zag. La luz también ha experimentado un sensible cambio al modelar con ella las formas de los cuerpos que revelan la estructura de los huesos y músculos bajo la piel.
La incredulidad de Santo Tomás
La incredulidad de Santo Tomás es un cuadro pintado por Caravaggio en 1602. Fue pintado para los Giuliani. Nos muestra el momento en que Cristo Resucitado se ha aparecido a sus discípulos, pero Tomás no cree que sea sus señor, por lo que Cristo mete uno de sus dedos en la llaga del costado. Con este hecho, Jesús consigue que su apóstol crea su llegada del reino de los muertos. Caravaggio ha ejecutado una composición que converge completamente en el punto de la llaga con el dedo metido. Caravaggio utiliza mucho naturalismo, la luz fría cae en fogonazos irregulares sobre las figuras, iluminando el cuerpo de Cristo con un tono amarillento, lo que le hace parecer un cadáver.
La cena de Emaus - Caravaggio
Este cuadro fue pintado en el año 1600.
La escena de este cuadro narra los primeros pasos de Cristo resucitado. Habiendo encontrado éste a dos de sus discípulos en el camino a Emaús, los hombres no reconocen a su maestro hasta el momento de que se paran a cenar en una posada, y que después de que Jesús repartiera el pan y el vino reconocen el gesto de la Eucaristía y con ello, a su señor.
Criticaron varios detalles de este cuadro, uno de ellos es que en la mesa se encuentran frutos de Otoño y la resurrepción fue en Primavera, aunque, el pintor lo más probable es que lo hiciera apropósito porque cada fruta es una alusión simbólica: la manzana al pecado original, la granada a la pasión, etc.
Los gestos y las posiciones de los personajes también nos indican el verdadero significado de la escena: Cristo bendice el pan con el mismo gesto del Dios Creador del Juicio Final de Miguel Ángel. Pedro extiende sus brazos en el mismo gesto de un crucificado, como lo fue Cristo y como lo habría de ser el apóstol más tarde. Sólo los discípulos pueden reconocer el gesto de Cristo, por lo que el criado, ignorante de lo que está presenciando, no se ha descubierto la cabeza como haría si reconociera al Mesías. Un último detalle que revela la divinidad de Cristo oculta a los ojos humanos es la sombra que el criado proyecta sobre el fondo pero no sobre Jesús, quien parece iluminado por una luz interna.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)